Saturday, July 30, 2005

Saltos que desfogan adrenalina


Se visten con pantalones anchos, gorras, usan 'piercing' y algunos se tatúan los brazos. Son jóvenes y escuchan música punk o rap. Ven videos o leen revistas especializadas, en las que aprenden las figuras. Son los jóvenes que practican el Skateboarding, el deporte en cuyos saltos los patinadores desfogan toda su adrenalina.

Tres segundos bastan para crear un momento excitante. Diego Castaño, un joven desgarbado, de 18 años, que usa pantalones anchos y tenis grises sale corriendo con una patineta en su brazo izquierdo. Sus amigos se quedaron a la orilla de la calle, mirándolo inquietos. Diego avanza algunos metros, lanza su 'tabla', como llaman a la patineta, y salta encima de ella. Lleva una velocidad adecuada para enfrentar la baranda. Avanza rápidamente, da un salto, en, cuestión de segundos se desliza por el tubo y cae al suelo sobre la tabla sin ninguna dificultad. "No sé, lo que siento dura tres segundos y ya, pero es muy bacano, es un ´feeling´ muy especial”. Expresa Diego, emocionado y agitado.
Él, entre su grupo de amigos, parece ser el más “teso”. La cresta que lleva en su cabello se alborota cuando salta. Se ríe e inicia su camino a la baranda.
“Él es mi maestro” expresa Julio Muñoz, otro Skater del grupo.

El Skateboarding no es sólo un deporte, es también un estilo de vida. Surgió como un invento de los surfistas de los años 50, quienes para no aburrirse en los tiempos sin olas, montaron una pieza de madera sobre las ruedas de un patinete y "surfearon" el asfalto. El deporte creció en las siguientes décadas y desarrolló su propio estilo de vida libre e independiente.
Hoy, el Skateboarding es el sinónimo de una juventud inconformista e independiente. En los shows los skaters saltan de un rampa, se deslizan por barandas y hacen espectaculares acrobacias de alto riesgo en el aire y en el asfalto. Los skaters más conocidos son Tony Hawk, Mike Frazier, Mike Vallely, Adil Dianni, John Cardiel, Jeremy Wray, Hector Esteves y Hommy Rengifo. Ellos son lo que Diego Castaño dice: “unos auténticos magos del Skateboarding”.

En Colombia el deporte llego sólo hasta la década de los ochenta, teniendo muchos inconvenientes durante esos tiempos ya que conseguir los implementos (tablas, ruedas, trucks, rodamientos, tenis) para practicar el deporte era necesario importarlos y el costo era muy alto. Ya para mitades de los noventa se incrementó la importación de implementos para este deporte atrayendo más seguidores y afianzándose en ciudades como Bogotá, Cali y Medellín. Normalmente se usa ropa ancha para practicar este deporte ya que es más cómoda y da mayor amplitud de movimientos; Pero el ser skater no se limita a ser un deportista, también ha creado un estilo y una ideología de vida y ciudad, ellos se rigen, en muchos casos, por sus propias convicciones, o como dicen ellos “que aquí no hay que dejársela montar de nadie parce”; Parte de esta forma de vida también viene de la música que escuchan, el punk, una mezcla de sonidos fuertes y mucha jerga callejera; la letra de esta música siempre es una denuncia social, debido a esto los skaters encuentran en ella una forma de expresar lo que opinan acerca del país que les ha tocado vivir haciendo una acusación directa de las inconformidades que tienen frente al manejo de la sociedad, por que ellos son señalados, sólo por su forma de vestir, como criminales, indigentes o parásitos de la sociedad que no hacen mas que ensuciar o dañar las vías publicas, pero es que ellos reclaman por que también hacen parte de la sociedad y también de ellos es lo público .
Uno de los movimientos preferidos de los jóvenes skaters del barrio Villa Hermosa es deslizarse por la baranda ubicada en medio de la calle. Cuando le faltan pocos centímetros para llegar a la baranda, apoya el pie derecho en el 'tail' (parte trasera de la patineta) y el izquierdo, en la parte central. Como por arte de magia, la tabla se eleva unos metros y hace un cambio rápido en sus pies. Ahora el izquierdo está en la 'noise' (parte delantera de la tabla). La patineta se sostiene en el 'truck' (especie de eje de las ruedas traseras) y en éste se desliza. Los brazos de Andrés se abren, equilibrando su cuerpo que por momentos parece que se fuera a caer. Aterriza con su tabla en el suelo y otra vez estallan las ruedas, pero no hay daños ni quejidos, porque las tablas son resistentes y tienen fibra como sus dueños.
"Nosotros entrenamos todos los días, casi siempre aquí en el parque y en las calles de Villa Hermosa, pero a veces también vamos a San Joaquín o al Estadio", comenta Julio Muñoz. “Pero pienso que La Alcaldía debería invertir y hacer un 'skatepark' (parque de patinaje extremo), con rampas, barandas y todo", sugiere.
Codos y rodillas lastimadas, esguinces y quebraduras de huesos son algo con lo que tienen que lidiar estos jóvenes con frecuencia, pero ellos siguen empujando el juguete de cuatro ruedas, llevándolo hasta el límite.
“Yo me he quebrado una mano y he sufrido varios esguinces ya. Mis papas me dicen que la próxima vez no me van a llevar al hospital, pero siempre terminan haciéndolo”. Comenta Diego Castaño entre risas.

El skateboarding es un deporte para todos. Si querés empezar, no hay límites de edad, tampoco de tiempo, de lugar o de espacio: “Sólo basta una tabla y muchas ganas, ésas que te harán levantarte y seguir adelante después de los porrazos que de seguro te pegarás” comenta Julio Muñoz. “Lo más complicado por ahora es que no tenemos mucho patrocinio, porque el skateboarding es considerado como un pseudo deporte y no da mucha plata así como el fútbol. Por ahí a veces el Inder nos colabora prestándonos los sitios o los mismos almacenes de skateboarding organizan eventos y torneos, pero de ahí no pasa la cosa”.
Ninguno de ellos vislumbra el final de su pasión y su afición por el deporte, dicen que prefieren no pensar en ello y vivir el momento, disfrutando cada día al máximo.
Diego, Pablo, Andrés y Julio lanzan sus tablas a la misma vez para repetir un ollie, el más tradicional de los trucos del skateboarding. Vuelan montando en sus tablas que parecen imantadas cuando sus cuerpos rotan libres en el aire mientras despliegan los brazos como si fueran alas. Esos son los skates, un tanto desaliñados en su aspecto personal, vistiendo atuendos típicos de jóvenes que libran batallas contra toda clase de esquemas. Sus vidas están unidas por los mismos gustos: ropa informal ligera -casi siempre jeans, pantalones y camisetas-, tenis anchos, colores oscuros, piercings y tatuajes, el punk, pero sobre todo por el skateboarding, su deporte y su estilo de vida que rompe con las reglas y les llena el espíritu de aventura.



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